Ø
Organización del
Ejército Ecuatoriano
Ø
Se inicia la
lucha: 23 de julio
Ø
Ocupación de la
Provincia El Oro
Ø
La Captura de
Puerto Bolívar
Ø
El Presidente
visita el frente.
Ø
El Protocolo de Río de Janeiro
Ø
Soldados en
Cementerio de Sullana
Desde
1940 se habían intensificado los incidentes en la frontera norte con
Ecuador. Elementos de ese país llegaron
a ocupar la isla de Matapalo ( ahora pertenece a Ecuador,
Provincia El Oro) en las costas tumbesinas, lográndose su rescate mediante un
ultimátum. En el curso del río Zarumilla
se había producido una infiltración lenta de parte de soldados y agricultores
de Ecuador. Recurriendo a lo de siempre,
cuando se intentaba rechazar esas infiltraciones, se producían en el otro país
gran escándalo y propalaban noticias falsas sobre supuestas invasiones
peruanas.
El
20 de diciembre de 1940 se decidió preparar un plan de operaciones para el caso
de un conflicto mayor. Dicho plan contó
con el asesoramiento del general Raymond Laurent, jefe de la misión francesa en
el Perú, al cual se confió la jefatura del Estado Mayor General del Ejército.
El
11 de enero de 1941, el presidente Prado y el ministro de Guerra, general César
de la Fuente, crearon el Agrupamiento Norte con sede en Piura.
El Agrupamiento Norte estuvo
constituido por dos Divisiones Ligeras, la Primera que debía cubrir el frente
que empezaba en Zarumilla y terminaba en las nacientes de la Quebrada de
Pilares en Piura y la Octava que tenía a su cargo el frente comprendido desde
Pilares, hasta La Tina y Chinchipe.
La
organización del Agrupamiento Norte fue la siguiente:
-Comandante en Jefe, general de
brigada Eloy Ureta, recientemente ascendido
-Jefe de Estado Mayor, teniente
coronel Miguel Monteza Tafur
-Jefe de la Primera Sección (C-1),
mayor Julio Saona Cortavitarte
-Jefe de la Segunda Sección (C-2),
mayor Salvador García Zapatero
-Jefe de la Tercera Sección (C-3),
teniente coronel César Egúsquiza
-Jefe de la Cuarta Sección (C-4),
mayor Néstor Vallejo Gamboa
Servicios:
-Jefe de la Artillería, teniente
coronel Samuel Portilla
Elementos Orgánicos y Refuerzo:
-Jefe de la compañía de
transmisiones, capitán Julio Pacheco
-Jefe del destacamento de tanques,
mayor Julio Cáceres
-Jefe del regimiento de caballería,
Nº 5; teniente coronel Hernán López
-Jefe del destacamento de Chinchipe,
teniente coronel Víctor Rodríguez
-Jefe del grupo de artillería Nº 6;
teniente coronel Emilio Pereira
-Jefe del batallón de infantería Nº
31, teniente coronel Carlos Pro
Primera División Ligera:
Comandante en Jefe, coronel Luis
Vinatea
-Jefe de Estado Mayor, teniente
coronel Manuel Odría
-Jefe del batallón de infantería Nº
1, teniente coronel Manuel Urteaga
-Jefe del batallón de infantería Nº
5, teniente coronel Carlos Miñano M.
-Jefe del batallón de infantería Nº
19, teniente coronel Arturo Gavilano.
-Jefe del batallón de infantería Nº
3, teniente coronel Alejandro Valera
-Jefe del grupo de artillería Nº 1,
teniente coronel Luis Lizárraga.
Octava División Ligera
Comandante en Jefe, coronel César
Salazaz
-Jefe de Estado Mayor, teniente
coronel Jerónimo Santibáñez
-Jefe de batallón de infantería Nº
20; teniente coronel Carlos Herrera
Lynch
-Jefe del regimiento de caballería Nº
7, teniente coronel César Yánez
-Jefe del grupo de artillería Nº 8,
teniente coronel Guillermo Valdivia.
Fuerzas navales: al mando del capitán de navío Grimaldo
Bravo Arenas.
Fuerza aérea: al mando del comandante FAP, César Alvarez
G.
Para
defender la dilatada línea de la región de la selva, se destacó a la V División, cuya organización era la
siguiente:
-Comandante en Jefe de las fuerzas de
Nor-oriente, general de división Antonio Silva
Santisteban.
-Jefe de Estado Mayor, general de
brigada Manuel Morla Concha
-Comandante General de la fuerza
fluvial del Amazonas, capitán de navío Antonio Cantuarias Pardo
-Jefe de la Fuerza Aérea, coronel FAP
Manuel Escalante.
-Jefe de la guarnición de Cabo
Pantoja, el teniente coronel Armando Aguirre, Comandante del batallón de
infantería Nº 27
-Jefe del batallón de infantería Nº
25, comandante José Chávez Alcántara.
-Jefe del batallón de infantería Nº 29, comandante Félix Torrejón.
-Jefe del grupo de artillería, mayor
Manuel Morales.
Los
contingentes fueron llegando a Piura y Tumbes, distribuyéndose por las diversas
poblaciones fronterizas. Como cada
unidad iba a doblar sus efectivos, se procedió a una movilización. Gran número
de jóvenes se enrolaron generalmente en las unidades que estaban acantonadas en
los lugares de origen de los nuevos soldados. Así en Sullana, donde hacía
tiempo estaba acantonado el R.C.7 se vio en la
necesidad de ya no aceptar más voluntarios.
En
el libro “La Invasión Peruana y el Protocolo de Río” editado en 1943 por el ex
–ministro de Relaciones de Ecuador Julio Tovar Donoso, decía que el Perú tenía
en abril de 1941 en la frontera, más de diez mil hombre y el
Ecuador sólo mil. Estos datos los había
logrado de informaciones que antes del conflicto, transmitió el comandante
Naranjo, Cónsul de Ecuador en Paita. El
envío de datos los inició en 1940 y como el comando peruano descubrió esta
acción de espionaje, la alimentó con datos exagerados. El 28 de mayo de 1941el diario El Universo”
de Guayaquil decía que habían llegado a Tumbes los batallones peruanos “Guardia
Republicana”, “Paucarpata” y “Huánuco”, así como los regimientos de artillería
pesada “Jauja”, que sumaban en total 8
000 hombres.
La
guardia civil, aún antes del conflicto tenía pequeños puestos articulados en
los sectores de Tumbes, Cazaderos, Macará y Chinchipe.
Al
promediar la mañana del 5 de julio de 1941, el batallón ecuatoriano “Cayambe”
Nº 11, partió de su emplazamiento en Huaquillas hacia la línea de frontera y
atacaron al puesto policial de Aguas Verdes.
La guardia civil resistió hasta dar tiempo que acudiera a su auxilio una
sección del batallón de infantería Nº 5
que comandaba el teniente coronel Miñano.
Las fuerzas contrarias fueron obligadas a retornar a su sitio de
origen. El citado jefe militar, reforzó
los puestos fronterizos en previsión de nuevos ataques, los que en efecto se
reanudaron en el mismo día por la tarde en La Palma, Lechugal,
Quebrada Seca y Matapalo. A las 6 p.m..todas las fuerzas contrarias fueron rechazadas, pero al
día siguiente, 6 de julio, casi todo el frente de Zarumilla entró en
actividad, sin mejores resultados para
los atacantes que en los dos días tuvieron 29 muertos contra sólo 3 heridos de
bala peruanos..
Al
producirse estos hechos, el comando peruano, tomó disposiciones para una
posible acción en gran escala, pues se
comprendió que el enemigo lo que había hecho los días 5 y 6 fueron operaciones
de tanteo y buscaban el factor sorpresa.
El Comando General de
Ecuador se ubicó en Huaquillas, lugar donde estaba el ministro de Defensa y
Comandante Superior del Ejército, coronel Francisco Urrutia. Suárez.
Se contaba con las
siguientes unidades:
V Brigada de Cobertura al mando del coronel
Luis Rodríguez
IV Brigada Mixta en la provincia del Guayas,
reforzada con tres batallones de
carabineros,
2 batallones de guardias nacionales y 1 batallón de macheteros.
En
la provincia El Oro, había 5 000 hombres, en Loja 3 000 y en Guayas 2 500. En la selva los ecuatorianos tenían los
batallones: Oriente 14, Patria 15, Ecuador 13 y un grupo de artillería.
Cubriendo
el frente de Hualtaco, Huaquillas, Chacras, Quebrada Seca, el Faical y la
quebrada de Cazadores, se distribuyeron las siguientes unidades:
-Batallón Cayambe Nº 11, al mando del
mayor Luis Rasero, con 500 soldados
-Batallón Montecristi Nº 12, al mando
del mayor Luis Vega Dávila, con 500 hombres
-Grupo artillería Mariscal Sucre Nº
4, con 100 hombres
-Batallón de zapadores Nº 3, General Córdova,
con 200 hombres (parte)
-Batallón Nº 10, Carchi, con 50
hombres (parte)
-Batallón de carabineros de Machala
Nº
Todas
estas fuerzas estaban bajo el mando del coronel Octavio Ochoa que tenía como
sede de su comando, Chacras.
En
el sector de Arenillas a
El Cuartel General de la V Brigada,
acantonada en ese lugar
-Batallón Nº 10, Carchi, al mando del
coronel Jacinto Vélez, con 500 hombres
-Parte del batallón Guayas Nº 5, con
100 hombres
-Resto del batallón zapadores Nº 3,
General Córdova al mando del teniente coronel J. Maldonado, con 200 hombres.
-Parte del batallón de infantería Nº
16 Tulcán, al mando del teniente coronel Jorge Arias, con 100 hombres
-Macheteros de Esmeraldas, con 100
hombres
En
el sector Santa Rosa a
-Grupo artillería Nº 4, Mariscal
Sucre, menos 1 batería al mando del teniente coronel Alfonso Narváez, con 200
hombres
-Batallón de carabineros de
Guayaquil, al mando del teniente coronel Alfredo Narváez con 500 hombres
-El resto del batallón de carabineros
de Machala Nº 3, con 400 hombres
-Dos batallones de guardias
nacionales de Guayaquil, Pasaje y Machala, con 800 hombres
-Elementos de servicio, 300 hombres.
Para
la defensa anti-aérea, tenían una sección de cañones Breda de
Los
soldados tenían fusiles C.Z. Breno,
de calibre 7mm 92. Los carabineros
disponían de fusiles cortos Mauser, y fusiles largos. Las diversas unidades disponían de fusiles
ametralladoras Z-B30.
También disponían de material moderno
checoslovaco.
Como
ametralladoras pesadas tenían de modelo Fiat y otras de modelo antiguo marca
Vickers-Maxim.
Sólo
disponían de 6 cañones de montaña, marca Ansaldo, ya anticuados.
El
día
Noblecilla y el Caucho y capturados
los puestos ecuatorianos de Chacras, Quebrada Seca, Rancho Grande, Puerto
Angulo, Casitas y Bomba.
Los
batallones ecuatorianos Montecristi, otro de carabineros y el batallón de
macheteros de Esmeraldas quedaron destruidos.
Los macheteros que eran famosos por la forma diestra como manejaban el
machete, nada pudieron hacer y el primer día de lucha, quedaron fuera de combate y en precipitada huida
llegaron al Cuartel General de la V Brigada en Arenillas contando que soldados japoneses estaban
interviniendo en la lucha a favor de los peruanos, con lo cual llenaron de
zozobra y desconcierto a la alta oficialidad ecuatoriana del Cuartel
General. Lo que había pasado, era que los
cascos de los soldados del ejército peruano tenían un sol y los esmeraldinos lo creyeron el Sol
Naciente.
Tuvieron
destacada actuación en estas acciones el capitán Melchor Corzo y el teniente
Aníbal Causillas. Murieron los sargentos
Baldárrogo, Acosta, el cabo Luján, los soldados
Rodríguez, Navarro, Benites y otros más.
Allí se inmolaron el sargento segundo Baltazar
Namuche Yovera y 9 soldados
a su mando. Namuche
era de La Unión del bajo Piura y se
había enrolado en 1940. Allí muere
también el teniente de aviación José Abelardo Quiñónez.
Lä aviación con base en Chiclayo,
realizó intensos bombardeos. Realizando una ación
demoledora.
Las
acciones de ese día se desarrollaron del siguiente modo:
Tras
de rechazar el ataque a Lechugal. A las 7 y 30 de la mañana las tropas peruanas
estaban en plena ofensiva. La compañía
del capitán Corzo ataca el puesto ecuatoriano de Angulo, atravesando el río Zarumilla, pero
una bala hiere al capitán y su lugar es tomado por el teniente Carbajal que
arenga a la tropa y con la colaboración del teniente Aliaga desalojan al
enemigo. Al poco tiempo, los
ecuatorianos con refuerzos atacan el puesto de Angulo, y es entonces cuando el
sargento 1º Baldárrogo muere defendiendo la posesión
tomada. Tropas de refuerzo peruanas
afianzaron la posesión de Angulo, que es definitivamente abandonada por los
ecuatorianos que sufren la muerte de tres oficiales y de 24 soldados. La captura de Angulo fue decisiva para el
sector. Tras de izar el pabellón del
Perú y cantar el Himno Nacional con tropa formada, se aprestaron para seguir
luchando.
Mientras
tanto, una compañía al mando del capitán Orrego, tras de tres horas de lucha,
vence a los carabineros de Machala y al batallón Montecristi, tomando el puesto
de Rancho Grande. Los enemigos tuvieron
en ese lugar 22 muertos y 7 prisioneros.
Machala era una importante población y su captura fue una brecha en el sistema
defensivo del ejército ecuatoriano,
En
el sector de Quebrada Seca, los ecuatorianos ofrecían porfiada resistencia, por
cuyo motivo se tuvo que utilizar la aviación para ametrallar las posiciones
contrarias. Fue entonces que el avión
NA-50 manejado por el teniente José A. Quiñónez es alcanzado por el fuego en
parte vital. En lugar de lanzarse en
paracaídas, el valiente chiclayano se estrella sobre un nido de ametralladoras,
en Carcabón.
El
24 de julio, en el sector Quebrada Seca, estaba la guarnición peruana de “El
Corral” con una compañía del batallón de infantería Nº 1 al mando del mayor en
ingeniería Miguel Montoya Guerrero y del capitán Melchor Corzo Sotil. Los peruanos sostenían un nutrido fuego,
contra las instalaciones enemigas de la compañía Valencia. En el tiroteo, el capitán Corzo resulta
gravemente herido. El día 25 el teniente
armero Aníbal Causillas solicitó al mayor Montoya permiso para cruzar el río
Zarumilla con 37 hombres y penetrar en el pueblo de Quebrada Seca defendido por
los puestos ecuatorianos de Puerto Angulo y Rancho Grande y atacarlos por
retaguardia. La acción fue toda una
sorpresa y los macheteros de Esmeraldas contra atacaron con furia decapitando
al sargento Mujica que se había adelantado mucho. Pese a estar los peruanos en inferioridad
numérica, lograron desalojar al enemigo de Quebrada Seca. En esta acción se distinguieron el sargento
primero de la guardia civil Teófanes
Blossier Daolorier y los guardias Manuel Vigil
Aguilar y Cirilo Pinto Tello. Murieron
en la acción los sargentos Baldárrogo, Acosta,
Bailón, el cabo Luján y los soldados Rodríguez, Navarro, Benites y otros. La caída de Quebrada Seca fue un rudo golpe al
sistema de defensa del enemigo. Después
cayó la isla Noblecilla.
El
23 de julio el Comando Ecuatoriano de Quebrada Seca, cursa telegrama al
Presidente de la República de Ecuador,
al ministro de Defensa y al Comando Superior, que decía: “Desde la hora 1,
combatían bravamente en Quebrada Seca. A
las 11 horas irrumpieron después de intenso fuego de preparación, alrededor de
2,000 enemigos de todas las armas y nuestras tropas están replegándose hacia
Carcabón. Soldados combatientes, indican
que tropas japonesas pelean furiosamente contra los nuestros”.
El
escritor norteamericano, John Hunter en “El Drama de América Latina” escrito en
1942, decía que Ecuador afirmaba que 3 000 soldados japoneses luchaban a favor
del Perú. Este falso rumor llegó a conocimiento
del gobierno japonés, el cual exigió satisfacción al Ecuador.
Al
amanecer el día 24, los objetivos, según el Orden General de Operaciones Nº
3 peruano, era la captura de Chacras y
Huaquillas. Ante todo había que cortar
el camino carretero entre esas dos poblaciones.
Para lograr tal fin salió muy de mañana el 24 del puesto peruano
Cuchareta, el alférez de la guardia civil, Moisés Gallardo Arenas, al mando de
25 guardias y de algunos tabacaleros.
Para llegar a la carretera se tuvo que abrir una trocha sobre la cual
después pasó el regimiento de caballería Nº 5, bajo mando del teniente coronel Hernán López, cruzó el
río Zarumilla y se posesionó del
camino, dejando aisladas a Huaquillas
y a Chacra.
En
el camino capturado se concentran además del regimiento de caballería Nº 5, el batallón de infantería Nº 5 mandado
por el teniente coronel Carlos Miñano y el batallón de infantería Nº 19
dirigido por el teniente coronel Arturo Gavilano.
A
las 2 y 30 de la tarde del día 24, bajo las órdenes del coronel Eloy Ureta las
fuerzas antes anotadas, más destacamentos de la guardia civil al mando del
capitán Conrado Ruiz Oliva (sirvió
muchos años en Piura) y el apoyo de la aviación y la artillería, se dirigen
hacia Chacras. Simultáneamente,
el mayor Enrique Olivera Calderón, con dos compañías de fusileros cazadores del
batallón de infantería Nº 5 y el grupo de artillería Nº 1, marcha con destino a
Huaquillas defendida por el batallón Cayambe Nº 11 que ocupaba posiciones de altura.
Las
tropas que trataron de tomar Chacras, se encontraron con grandes contingentes
enemigos y la lucha se prolongó hasta la noche.
Fue cuando un escuadrón del regimiento de caballería Nº 5, atacó a
Chacras por la retaguardia, produciendo el precipitado repliegue
Que tenía las características de una
desordenada huída, hacia Arenillas y Guayaquil, .de los enemigos que dejó el
material de guerra, equipo y prisioneros. De inmediato se izó la bandera
peruana en lugar principal.
En
el frente de Huaquillas la lucha también se prolongó, por lo cual dos guardias
civiles, Neptalí Valderrama Ampuero y Justo Pastor Ismodes Nadal, cruzaron el río Zarumilla pero fueron
ultimados. En últimas horas de la tarde,
el guardia Leoncio Martel Acosta, también cruzó el
río y avanzó hasta la plaza de Huaquillas en donde fue hecho prisionero, y
luego acribillado a balazos y bayonetazos. Entonces se sometió a Huaquillas a
intenso fuego de artillería.
La plaza fue tomada en horas de la noche, habiendo resultado gravemente
herido el alférez Miguel Bocángel Cuadros y los guardias Enrique Calvo Collas y Daniel Vela Olórtegui.,
habiéndose capturado una gran cantidad de soldados y oficiales. La acción de
Huaquillas es uno de los grandes triunfos peruanos en la Batalla de Zarumilla
El
día 25 de julio los efectivos de la guarnición peruana de Lechugal
con 30 hombres al mando del teniente coronel Alipio Ponce Vásquez reciben orden
de tomar Carcabón. Hasta las seis de la
tarde no se había logrado el objetivo, por lo cual el Alto Mando peruano
decidió, que los efectivos del teniente Ponce se replegaran, porque la zona era
boscosa y se podía caer en una celada en la oscuridad. Pero la orden llegó cuando Ponce iba a dar el
asalto final por cuyo motivo resolvió seguir adelante y Carcabón fue tomado a las diez de la
noche. Dentro de las normas de la
disciplina militar eso no fue posteriormente considerado como una desobediencia, porque el teniente Ponce en esos momentos
estaba en la imposibilidad de cumplir las órdenes. Por eso fue felicitado por el Alto
Mando. Como consecuencia de la captura
de Carcabón cayeron los puestos de Rancho Chico y Refugio Peregrino
.La aviación realizó una eficaz labor
de ablandamiento antes de la toma de cada puesto ecuatoriano. Los aviones mas
usados en acciones de bombardeo fueron los famosos Caproni, italianos. que tenían su base en Chiclayo
El
día 25 fue capturado Balsalito que fue donde se produjo la última resistencia
en el frente Zarumilla. Los contraataques
al capturado puesto de Refugio Peregrino y a Huásimo,
se consideraron como reacciones desesperadas de tropas que se sentían ya
derrotadas.
El
26 de julio los ecuatorianos intentan iniciar una contraofensiva, pero son
nuevamente derrotados. Era el último
gran esfuerzo que podían hacer. El
frente había quedado roto y la V Brigada ya no existía como unidad
operativa. Los restos del ejército
ecuatoriano se replegaban en forma precipitada y desordenada, unos hacía
Arenillas y otros hacia Cayanca.
El
día 27, la flotilla de la Base Naval de El Salto, toma Matapalo y Boca de
Capones, bajo la dirección del capitán de fragata Pedro de la Torre Ugarte y
del alférez Moisés Gallardo Arenas.
En
el mismo día se capturó todo un arsenal que en su huída, los ecuatorianos
habían abandonado. Armas nuevas y
millones de cartuchos que estaban en los depósitos de las Quebradas de Salinas
y Bejucal.
Prácticamente,
la Batalla de Zarumilla había terminado y a partir de entonces, quedaba por
hacer dos operaciones, una era la de limpieza y eliminación de pequeños bolsones existentes y la otra era
la ocupación del territorio sur
ecuatoriano.
El material de guerra capturado fue:
de 10 cañones de 65 y
El
28 de julio, el ministro de Guerra del Perú dio la orden de avanzar en
territorio ecuatoriano, con el máximo de rapidez, para impedir que los
ejércitos contrarios pudieran reagruparse.
El objetivo final era el río Jubones al norte de la provincia El Oro.
Para lo cual los tanques avanzaban en forma arrolladora
También el comando peruano deseaba
cuanto antes capturar la mayor cantidad de territorio, porque ya se habían
iniciado gestiones en Estados Unidos y otros países para un alto al fuego.
Un
regimiento de caballería tomó Cayanca el 28, y otros contingentes menores se
apoderaron de Pitahuyo, Limón y el Corral. El avance sobre Pitahuyo significó una
penetración profunda pues ponía en peligro de envolver a las fuerzas de Ecuador
en Arenillas y Santa Rosa, al mismo tiempo que se aislaba a la zona del
litoral.
El 29 cae Progreso, pero en la acción perdió la vida el
subteniente Eduardo Astete Mendoza perteneciente al
batallón de infantería Nº 31.
Entre el 30 y 31, las tropas peruanas avanzan a toda
velocidad y capturan la importante población de Arenillas y luego Santa Rosa
que tuvo que ser arrasada con un tremendo bombardeo de la artillería y de la
aviación. En estas acciones
intervinieron los batallones de infantería Nº 5 y Nº 19 y el regimiento de
caballería Nº 5. En esta última captura
se usaron por primera vez fuerzas aero transportadas.
Simultáneamente se sometió a Pasaje a un furioso bombardeo aéreo. En Pasaje se
encontraba el Estado Mayor ecuatoriano.
El avance sobre la importante localidad de Pasaje, fue
tan rápido que apenas dio tiempo al Cuartel General ecuatoriano que allí
estaba, a escapar. En el lugar se
encontraba el coronel Rodríguez, 13 oficiales de Estado Mayor y 25 soldados
cuando hizo bruscamente irrupción un pelotón de
caballería, al mando del capitán Novoa, el que sin oposición se dirigió al
Cuartel General ecuatoriano, pero ya lo encontró desocupado.
Machala que era capital
de la provincia de El Oro, parecía que iba a ofrecer una dura resistencia.
El ataque frontal fue
iniciado por el batallón de asalto al mando del teniente coronel Víctor
Najarro, y varias compañías de
infantería. A la retaguardia de Machala,
entre esta ciudad y el río Jubones, descendió una tropa aerotransportada
peruana, ante lo cual para
evitar verse copadas y entre dos fuegos, las fuerzas contrarias se retiraron en
forma precipitadas.
Estas mismas fuerzas
peruanas llegaron a orilla del río Jubones con lo que completó la ocupación de
la provincia de El Oro, pues el mismo día caía Puerto Bolívar que estaba
aislado .La captura la hizo un grupo paracaidista.
En la zona de Cazaderos, los ecuatorianos atacaron desde
los puestos de Zapallal al puesto peruano de Huásimo. Desde Manngaurco y
Bolospampa, lanzaron una ofensiva. El
puesto ecuatoriano de Progeso en este mismo sector había caído días antes. La frontera del Perú, en ese lugar estaba
defendida por algunas compañías del batallón de infantería isión Ligera.
En la mañana del 30 de
julio, el comandante FAP César Alvarez Guerra, Jefe del Grupo Aéreo del Norte
con sede en Tumbes, mandó a llamar al
paracaidista, técnico Antonio Brandariz Ulloa, y le preguntó cuantos
paracaidistas había disponibles en ese momento.. Informó que sólo sabía del suboficial Carlos
Raffo, pero de inmediato se ofreció el piurano, suboficial de tercera Armando
Falla Orozco. Este no había hecho ningún descenso en
paracaídas. Se les proporcionaron
pistolas automáticas porque en el momento no se disponían de
ametralladoras. Se les dijo que el
objetivo era Puerto Bolívar y se
mostró su ubicación en el mapa.
El comandante César Alvarez como
consecuencia de las incursiones aéreas que se había hecho sobre Puerto Bolívar,
pudo establecer que por ese puerto se hacía el ingreso de armas para el
ejército ecuatoriano. Era necesario eliminar
ese peligro.
Como los peruanos habían tomado
Quebrada Seca, se quedó Puerto Bolívar
casi aislado, y se decidió, algo que
nunca antes se habia realizado en el continente americano, o sea la toma de un
importante puerto por medio de paracaidistas y el factor sorpresa. Simultáneamente
debían avanzar por tierra fuerzas de infantería. .
A las 5 y 45 de la tarde partieron
los paracaidistas en una misión que parecía suicida. Los acompañaba una escuadrilla de
bombarderos. Orozco cayó sobre unos cables eléctricos de los que se zafó prontamente,
Raffo cayó sobre el techo de una casa y
Brandariz aterrizó en la playa. Desde el
muelle recibieron nutrido fuego que contestaron y además los aviones
ametrallaron esas posiciones. Por tierra
avanzaba un pelotón a marchas forzadas.. Los ecuatorianos fueron tomados de sorpresa, pues vieron descender a los
paracaidistas y no sabían su número. Por
otra parte eran hostigados por la aviación y por tierra convergían fuerzas
peruanas, por lo cual optaron por huir precipitadamente.
Una hora más tarde del descenso
llegaron los efectivos de tierra y se completó la ocupación del puerto. En el muelle había gran cantidad de armamento
moderno encajonado de procedencia checoslovaca.
El comando de la posición capturada la asumió el técnico Brandariz.
Hasta
ese momento, sólo dos países habían usado fuerzas de paracaidistas. Rusia en la guerra contra Finlandia y
Alemania en la captura de la isla de Creta.
El presidente Prado recibió por este hecho una felicitación de Hitler.
Armando Falla Orozco había nacido en la ciudad de Piura el
17 de junio de 1920, pero en forma general se le conocía como natural de
Chulucanas. En esta ciudad hizo sus
estudios primarios y luego trabajó de aprendiz de mecánica. Cuando tenía 18 años ingresa a la Base Aérea
de Chiclayo como técnico sub-oficial de
3ra. Murió el 18 de noviembre de 1981.
El frente comprendido desde la Quebrada de Pilares, hasta
La Tina y el Chinchipe estuvo a cargo de la 8va. División Ligera, al mando del
coronel Salazar.
En Macará había una buena
cantidad de peruanos, los cuales eran víctimas de la hostilidad de las fuerzas
ecuatorianas. El 25 de julio se tuvo
conocimiento que el Consulado del Perú había sido apedreado y el escudo
nuestro, arrastrado.
Las autoridades militares peruanas de La Tina protestaron
y pidieron explicaciones, enviando a un sargento y dos soldados para recibir la
respuesta. Fueron recibidos con una
ráfaga de ametralladora, resultando muerto el sargento y heridos los dos
soldados.
El comandante César
Yánez, jefe del regimiento de caballería Nº 7, apoyado por una compañía del
batallón de infantería Nº 19 y una batería del grupo de artillería Nº 8,
cruzaron el río el 30 de julio y tomaron Macará, habiendo sido la oposición muy
leve. Luego con el apoyo de la compañía
que mandaba el capitán Fernando del Risco, vencieron a los contrarios en la
acción de Vado Limón.
La acción contra Macará fue de represalia, y por
desgracia se cometieron excesos. Dos días
más tarde las fuerzas peruanas desocuparon Macará y volvieron a sus
emplazamientos.
En Pampa Larga, provincia de Sullana, había una fuerza
peruana a órdenes del comandante Carlos Herrera Lynch. Fueron atacados por las fuerzas enemigas de
Zapotillo, las que fueron derrotadas y el mencionado pueblo capturado. Al igual que Macará, fue desocupado días más
tarde.
El historiador ecuatoriano Oscar Efrén Reyes, en “Breve
Historia del Ecuador” narra como factores que aceleraron la derrota: “el que casi en su totalidad los combatientes
ecuatorianos provenían de la altiplanicie y se batían en climas tórridos
devorados por el paludismo. Agrega que
actuaban también aislados, en pequeñas concentraciones dislocadas, sin facilidades
de comunicación con la retaguardia.
Tropas de carabineros o de soldados, enviados para reforzar a los
primeros combatientes se sublevan traidoramente, en momentos en que su
cooperación era urgentísima. Una activa
propaganda política en contra del gobierno ecuatoriano minaba la disciplina
militar, restaba unidad a la acción
defensiva y desmoralizaba a regiones enteras.
Sobre todo, errores graves de estrategia, poca o ninguna cooperación
civil o local para los combatientes de la frontera, pánico espantoso de la
población civil y fuga precipitada hacia el interior del país, arrastrando en
ella a los contingentes armados.”
Narra
también Efrén Reyes, que el 25 de julio de 1941 en el sector de Chacras,
fuertes contingentes peruanos precedidos por un tanque rodearon a un grupo de
25 soldados que estaban al mando del teniente César Edmundo Chiriboga Gonzáles,
que se negaron a rendirse y pelearon hasta que no quedó uno solo. En ese lugar, los peruanos pusieron una placa
que decía: “Teniente César E. Chiriboga Gonzáles y 25 hombres de tropa caídos
el 25 de julio de 1941, en cumplimiento del deber”.
Estados Unidos, Argentina y Brasil, habían estado
multiplicando sus buenos oficios para evitar que la guerra tomara mayores
proporciones.
Eran
momentos en que en Europa la guerra estaba en su mayor intensidad y el Japón
había iniciado la invasión de numerosos pueblos de Asia. Todo hacía suponer que Estados Unidos se
vería precisado en cualquier momento a intervenir y sobre todo en el Pacífico en donde Japón
era una amenaza.
El 31 de julio se acordó la tregua y en la noche se dispuso el alto el fuego.
De esa forma las tropas peruanas suspendieron su avance y
se estacionaron en el terreno ocupado.
Lo cierto es que prácticamente el ejército ecuatoriano había sido
anulado como unidad de combate y se tenía el camino libre para tomar Loja y
Guayaquil.
Hasta entonces el frente
de la selva se había mantenido en relativa calma, salvo esporádicos tiroteos-
Era Comandante en
Jefe de la División de la Selva el
general Antonio Silva Santisteban..
El 10 de agosto se celebra la fiesta nacional de Ecuador
y parece que eso enardeció los ánimos en tal forma que el 11 de agosto
rompieron la tregua en la zona de la selva.
Las acciones se localizaron en el río Tigre, donde el teniente Dante Ghersi con tropas del batallón de infantería Nº 19, derrotó
en Corrientes a efectivos enemigos que habían atacado.
En Puerto Arica el capitán Saturnino Poblete de la
guarnición de Arica derrotó a los contingentes de Tarqui y
Vencedor.
El 1º de agosto, el capitán Rivadeneira que comandaba las
fuerzas peruanas en el sector Yaupi, Santiago, también se trabó en lucha con el
enemigo.
En los días siguientes a la tregua, se tuvo conocimiento
que los ecuatorianos estaban concentrando tropas en Rocafuerte, frente al puesto peruano de
Pantoja. Haciendo uso de fuerzas
navales se dispuso el refuerzo de la guarnición.
En la cañonera “Amazonas” comandada por el capitán de
corbeta Florencio Texeira, salieron tropas al mando
del teniente coronel Félix Torrejón Ocampo que debía asumir el comando del
puesto de Pantoja. Como jefe del batallón
de infantería Nº 27 figuraba el comandante
Armando Aguirre. Entre la
oficialidad estaban los mayores Rigoberto Serván y Manuel Morales; los
capitanes Genaro Cerdeña, Gerardo del Mar y Reynaldo Riveros. Como jefe de transmisiones, el capitán
Enrique López Velasco.
A las 4 y 30 de la madrugada, las fuerzas ecuatorianas de
Rocafuerte abrieron fuego sobre el
puesto peruano de Pantoja. Durante 8
horas se combatió hasta que los peruanos completaron la lucha frontal con un
movimiento envolvente, lo que obligó a los ecuatorianos a huir, siendo
perseguidos por los peruanos que iban en la cañonera “Amazonas”. En la lucha murió el teniente Luis García y 8
clases y soldados.
Las dos guarniciones, peruanas se encontraban en la
margen izquierda del río Napo cerca de la desembocadura del Aguarico. El movimiento envolvente fue ejecutado por la
4ta. Compañía capitaneada por el capitán del Mar, eficazmente secundado por la
3ra. sección del sargento Carlos Santillana. La aviación prestó un decisivo apoyo.
Cuando se ordenó el ataque a la guarnición de Rocafuerte, uno de los
primeros soldados en caer herido fue el sargento Juan Peñaherrera que había ido a Pantoja
acompañado de su mujer Rosa Panduro Ramírez.
Ésta atendió al herido, se vistió con sus ropas y con su fusil ocupó el
puesto de combate que su marido había dejado. Cuando las
tropas peruanas se embarcaron en la cañonera “Amazonas” para perseguir a los
ecuatorianos en el Aguarico, ella también lo hizo, pero al ser descubierta fue
desembarcada.
El día 12 los peruanos ocuparon la guarnición de
Lagartococha que los ecuatorianos habían evacuado tras de su derrota en
Rocafuerte.
El mismo día
Suspendidas las
hostilidades, el ejército peruano quedó en posesión del territorio ocupado,
hasta el río Jubones, en donde se encontraba la importante localidad de
Pasaje. Allí quedaron de guarnición un
escuadrón del regimiento de caballería Nº 5 y elementos de la guardia civil,
bajo el mando del capitán Alfredo Novoa Cava.
El día 11 de setiembre a la 1 y 30 de la tarde, Novoa
decidió hacer un reconocimiento de la margen derecha del río Jubones con un
destacamento. Hay que reconocer que el control peruano era sólo hasta la margen
izquierda y lo menos que se podía decir era que Novoa cometía una imprudencia.
Novoa y su grupo, cruzó el puente Uchucurrumi y al
llegar al punto llamado Porotillo, los soldados estaban divididos en tres
secciones, una de vanguardia al mando de Novoa, una media y la última a la
retaguardia. Los dos primeros grupos
fueron atacados de frente y por los flancos con fuego de ametralladora y de
fusiles. El destacamento peruano estaba
conformado por el capitán Novoa, el teniente de la guardia civil Alipio Ponce,
el alférez de caballería Luis Reynafarge, 22 soldados, el sargento segundo de
la guardia civil Emiliano Tapia Díaz, el guardia Luis Zumarán y otros 4 guardias. La acción
solo duró 15 minutos.
Novoa recibió tres balazos y siguió dando órdenes. Casi al instante murió de una ráfaga de
metralla el teniente Ponce, que lo seccionaron a la altura del vientre, también
murió el alférez Reynafarge de sólo 24 años de edad y buen número de soldados.
Sus nombres han sido honrados poniéndolos a diversos establecimientos militares
de Piura y Tumbe.
Las fuerzas contrarias estaban al mando del teniente
coronel Jorge Maldonado que tenía un batallón de caballería a sus órdenes y
como segundo al capitán Antonio Mogrovejo.
Al morir el teniente Ponce, el sargento Tapia toma la
pistola ametralladora y dispara hasta que se le agotan las municiones siendo
capturado. El sargento primero Lorenzo
Rakovich enardecido avanza disparando y es muerto. Cerca de Novoa herido, yacían muertos el cabo
Quevedo y los soldados Huaccha y Abanto.
Se intentó una maniobra de retroceso para buscar posiciones más
protegidas, pero fueron interceptados.
Novoa ordenó a su sobrino el sargento segundo César Novoa Gonzáles, que
con el guardia Hermoza pusieran a salvo la caja con documentos. Cuando esta orden estaba cumplida, ya el
resto de sobrevivientes, incluyendo el capitán Novoa estaban muertos. El último combatiente fue el guardia civil
Lino Vásquez que cayó atravesado por una bayoneta cuando el enemigo se lanzó al
asalto.
El sargento Novoa y el guardia Hermoza, lograron alcanzar
el río Jubones, lo atravesaron y durante la noche se escondieron en una zona
boscosa; luego al amanecer se dirigieron a Pasaje donde narraron lo ocurrido a
sus jefes.
El mando militar peruano admite las
siguientes bajas: tres oficiales y veintidós de tropa muertos, un prisionero y
un soldado que logró eludir la emboscada. Los que cayeron en la acción de
Portillo, según versión peruana, fueron: capitán Alfredo Novoa Cava, tenientes
Luis Reynafarge Hurtado, Alipio Ponce Vásquez (de la guardia Civil); sargentos
Lorenzo Rokevich Minaya, Francisco Rivera Córdova, Salvador Briceño Rojas,
Eleuterio Vélez Paraisaman, Sixto Marín Rabanal y Melquiades Quevedo Bardales;
cabos Rosari Morales Cubas, Victoriano Huaichas Regalado, Felipe Vásquez
Mendoza, Benigno Sánchez Solórzano, Carlos Lino Vásquez, Andrés Rojas Mejía,
Enrique Asián Arbildo, Guadalupe Lucero Montenegro, Próspero Becerra Epéstegui,
Andrés Colorado Camacho, Adán Abanto Medina, Juan Escalante Cachay Octavio
Uchillán Mendoza, Juan Vásquez Jiménez, Antonio Flores Samamé y Luis Zumarán
Carpio (Guardia Civil(1).
Como inmediata represalia por
estos hechos, el mando peruano ordenó el bombardeo de Balao, Tenguel y de toda
la margen derecha del Jubones donde había concentraciones de tropas.
Considerando
que Ecuador había roto el cese de fuego, el mando peruano ordenó la reanudación
de hostilidades y la ocupación de la provincia de Azuay cuya capital es
Cuenca. Rápidas gestiones diplomáticas
impidieron la reiniciación de los fuegos, sin embargo, Ecuador nunca devolvió
el cuerpo del capitán Novoa.. Los cadáveres del resto
de oficiales y soldados fueron entregados y se realizaron en Tumbes solemnes
honras fúnebres-
Alfredo Novoa
Cava, ascendió a mayor después de muerto, había nacido en Chepén en 1908. En 1938 cuando prestaba servicios en Sullana,
se casó con una dama de ese lugar, doña María Peña Arrese, la que
aún
vivía en Lima en la plenitud de sus facultades. Tuvo dos hijos: Alfredo y
Elvira. Cuando estalló el conflicto de
1941, se encontraba sirviendo en el regimiento de caballería Nº 5 en San Pedro
de Lloc siendo trasladado con su unidad a Piura.
El sargento César Novoa, sobrino del capitán, siguió en
el ejército después de 1941 y en 1988 era teniente coronel sirviendo en Sullana
donde se retiró del servicio, radicándose al principio en ese lugar.
El sargento Tapia fue conducido prisionero a Cuenca,
luego a Guayaquil y Quito, siendo liberado el 2 de diciembre de 1941. Siguió en la guardia civil y sirvió por
muchos años en Sullana y Chulucanas, su
tierra natal. Recibiendo muchas distinciones.
El 18 de setiembre, fue emboscado en Panupali el alférez
Máximo Pimentel que con 35 hombres hacía un reconocimiento.
A las 11 de la mañana fueron atacados por 200
soldados ecuatorianos, a los que resistieron hasta las 7 de la noche,
en que llegó una compañía al mando del capitán
Jordán y pusieron en fuga a los atacantes.
Panupali está ubicado cerca de la localidad ecuatoriana
de Piedras, a orillas del río Arenillas.
En la
acción murieron 7 soldados peruanos y varios quedaron heridos. Las bajas en el bando enemigo fueron muchos
mayores.
Los ecuatorianos manifiestan que ante la presencia de tropas peruanas en
su territorio, se encomendó al capitán Moisés Oliva Ojeda del Grupo de Caballería “Febres
Cordero, desalojara a las tropas peruanas.
Lo acompañaban un teniente, un subteniente
y 35 soldados. La acción debía ejecutarse el 18 de setiembre a las
A
partir de las tres de la tarde la aviación peruana bombardeó y ametralló las
posiciones ecuatorianas; igualmente, un pelotón y una sección de zapadores
peruanos fueron enviados en calidad de refuerzo a órdenes del Capitán Jordán
El pelotón del capitán Oliva recibió también
el refuerzo de los subtenientes Manuel Pinto y Eduardo Montaño y con pequeñas fracciones de tropa, se incorporaron
para asistir a sus compañeros.
: "Se tomaron a los peruanos, dos
prisioneros y en armamento, 1 fusil ametrallador Z.B,
1 carabina, 2.400 cartuchos de fusil ametrallador Z.B,
que fueron empleados en la acción misma, 3 cascos, 13 caballos y una mula".
El comandante de las tropas peruanas de Panupali fue, inicialmente, el
subteniente Máximo Pimentel Obregón; sería luego reemplazado por el capitán
Jordán quien, con el resto del personal, inclusive las unidades de refuerzo,
organizó la retirada.
El mando peruano- expresan los ecuatorianos -
reconoce como bajas de esta acción: siete muertos, dos heridos y dos
desaparecidos.
Dice el capitán ecuatoriano Oliva; de nuestra
parte hubimos de lamentar la muerte del sargento Rafael Grau Guzmán, Cabo
Miguel Vaca y el conscripto Jacinto Flores Amay.
´
En varias oportunidades el presidente Manuel
Prado hizo visitas al frente de lucha, tanto al iniciarse la Batalla de
Zarumilla, como en los momentos de los avances es decir que llegó a pisar territorio ecuatoriano, y allí reunirse con el alto mando.
Prado tenía la costumbre de usar el uniforme
de teniente de reserva.
También su hija Rosa estuvo en el frente en
varias oportunidades, en labor humanitaria y llevó medicamentos a los hospitales
de campaña donde eran atendidos en forma indiscriminada, heridos peruanos y
ecuatorianos.
En la fotografía que insertamos mas abajo
vemos a Rosita Prado, visitando el frente, y al hospital de campaña de Pocitos.
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Desde fines de julio,
Estados Unidos, Brasil y Argentina venían actuando como mediadores en el
conflicto. Con la aceptación de los dos
países beligerantes, se enviaron observadores militares a la zona de conflicto,
para garantizar el alto el fuego.Los países mediadores tras una serie de
consultas y gestiones, lograron plasmar en un documento el armisticio o cese de
fuego, para lo cual se celebró en el puerto de Talara una reunión de dichos
países y de los países en contienda y tras de deliberar, se llegó a un acuerdo
y se sentó un Acta.
El
Acta de Talara decía lo siguiente:
En Talara, a los dos días del mes de
Octubre de 1941, siendo las veintidós horas, los seis Observadores Militares, de los tres países
mediadores: Argentina, Brasil y Estados Unidos, respectivamente, consecuentes
con los documentos cursados en la fecha, reunidos en compañía de los
mencionados Delegados de Perú y Ecuador, después de estudiados los mismos,
ACUERDAN:
1º.-
Que los entendimientos habidos entre los Delegados de Perú y Ecuador, con la colaboración de los
Observadores Militares de los tres países mediadores, permiten definir una zona
desmilitarizada entre ambos ejércitos, entendiéndose por desmilitarización
ausencia total de fuerzas armadas en tierra, mar y aire dentro de la zona
referida, excepto policía civil, bajo la supervisión de los Observadores
Militares de los países mediadores, la misma que queda limitada por las
siguientes líneas:
Lado
peruano: Punta Arenas, Río Salado, El
Guabo, Pitahuiña, Limón Playa, Panupali, Puente Puyango exclusive, Río Puyango,
Quebrada de Cazadores, Cazaderos, El Salto, Quebrada de Pilares, Río Calvas,
Río Espíndola.
Lado
ecuatoriano: Punta
Mandinga, Balao, Tenguel, Río Tenguel, Pucará, Hacienda Abañil, Guanazán, Buenaventura,
Celica, Guayacán, Zozoranga, Cariamanga, Amaluza, Zumba Chito.
2º.-
Que la creación de dicha zona, tendrá por objeto asegurar la cesación de
hostilidades, que ya había sido aceptada por los países litigantes, y la
delimitación y fijación de las posiciones avanzadas de sus respectivas fuerzas militares, que quedan
concretadas expresamente por las líneas determinadas en el artículo anterior.
3º.-
Que a los efectos mencionados, los dos países se comprometen a no emprender
operaciones militares, ni patrullajes terrestres, aéreos o navales de ninguna
especie; quedando sobreentendido que este compromiso mutuo rige también para el
territorio, aire y aguas del respectivo país opuesto.
4º.-
Que la definición de tal zona no implica reconocimiento presente ni futuro de
título alguno de soberanía, o justificativo ulterior para derechos de posesión.
5º.-
Que dicha zona desmilitarizada será administrada por autoridades civiles
ecuatorianas, bajo un régimen especial controlado y fiscalizado por los
observadores militares de los países mediadores, quedando implícitamente
permitidas todas las actividades civiles habituales, que no importen un peligro
para el cumplimiento estricto de la finalidad que se persigue con este compromiso.
6º.-
Que los Observadores Militares para
poder fiscalizar la perfecta desmilitarización de la zona establecida, tendrán
derecho a recabar todo el apoyo y auxilio material y moral de ambos litigantes,
los que les prestarán por intermedio de
sus autoridades civiles y de todos los escalones de los respectivos Comandos
Militares, las informaciones y facilidades a los efectos mencionados en este
artículo y anteriores.
7º.-
Que este documento podrá servir de base para un protocolo ulterior, en el caso
que los países litigantes y mediadores, resuelvan ampliar el marco del
compromiso contraído, siempre que se ajuste fielmente a su letra y espíritu,
siendo firmados los términos del presente y aprobados en perfecto acuerdo por
los Delegados Militares de Perú y Ecuador a nombre de sus Gobiernos y Comandos
Superiores Militares respectivos, y como testimonio, por los seis Observadores
Militares de los tres países mediadores, debiendo darse comienzo al
cumplimiento de las disposiciones expresadas, a partir de las doce horas del
cinco de los corrientes.
Miguel
Monteza Tafur, Teniente Coronel Delegado del Perú; Cristóbal Toledo Sáenz,
Teniente Coronel Delegado del Ecuador; J.P. Ibarbode, T. Navío Argentina;
U.G.Ent. T.C.E USA; H. Figueiras Teniente Coronel Brasil; C. Toranzo, Mayor
Argentina; J.B.
Paté, Coronel USA.
A
solicitud de los países mediadores, el proceso de desmilitarización no se
inició el 5 sino el 10 de octubre.
Los
países mediadores continuaron en reuniones y coordinaciones muy activas a fin
de lograr la firma de un Protocolo. Fue
entonces cuando se sumó Chile.
La
línea trazada, obligó en algunos lugares, al retiro de las tropas
peruanas. En el territorio ocupado hubo
satisfacción por el retorno de sus
autoridades civiles.
Cuando
más tarde se firmó el Protocolo, los países mediadores pasaron a la condición
de garantes.
Las
sesiones para el acuerdo de Talara, se celebraron en la planta alta del
edificio conocido como “Casa de Piedra” en donde funcionaba la gerencia de la
IPC.
Algunas
reuniones se efectuaron en el Hotel Royal, edificio de madera bastante amplio.
Mientras
en Talara se daba el primer paso efectivo para lograr la paz entre las dos
naciones en conflicto, en el Océano Pacífico la situación se ensombrecía, con
los avances imperialistas de Japón, cuyo ejército había invadido Birmania,
Malaya, las islas de Java, Sumatra, Borneo y muchas del Pacífico.
El
7 de diciembre en forma sorpresiva, la aviación de Japón atacó la base naval
norteamericana de Pearl Harbor en Hawai hundiendo a la casi totalidad de barcos
allí fondeados, lo que obligó a Estados Unidos a declararle la guerra.
Por
lo tanto, Estados Unidos volcó toda su atención y esfuerzo a combatir a Japón y
no le convenía que en esta parte de América hubiera un conflicto.
Tras firmarse el Acta de Talara, los
países mediadores continuaron sus gestiones con el fin de lograr la solución
definitiva del conflicto. El Secretario
de Estado de los Estados Unidos, Cordell
Hull, el Canciller de Brasil Oswaldo Aranha y el Canciller de Argentina
Guillermo Ruthe, lograron que las conversaciones entre las dos naciones en
litigio, siguieran y llegaran a un acuerdo final.
Por
fin, el 29 de enero de 1942 se suscribió el Protocolo de Río de Janeiro que
dice lo siguiente:
Los
Gobiernos del Perú y el Ecuador, deseando dar solución a la cuestión de límites
que por largo tiempo los separa y teniendo en consideración el ofrecimiento que
les hicieron los Gobiernos de los Estados Unidos de América, de la República
Argentina, de los Estados Unidos del Brasil
y de Chile, de sus servicios amistosos para procurar una pronta y
honrosa solución del problema y movidos por el espíritu americanista que
prevalece en la III Reunión de Consulta de Ministros de Relaciones Exteriores
de las Repúblicas Americanas, han resuelto celebrar un Protocolo de paz,
amistad y límites en presencia de los representantes de esos cuatro Gobiernos
amigos. Para este fin intervienen los
siguientes Plenipotenciarios:
Por
la República del Perú, el Señor Doctor
Alfredo Solf y Muro, Ministro de Relaciones Exteriores, y
Por
la República del Ecuador, el Señor Doctor Julio Tovar Donoso, Ministro de
Relaciones Exteriores.
Los
cuales después de exhibidos los plenos y respectivos poderes de las Partes, y
habiéndolos encontrado en buena y debida forma, acordaron la suscripción del
siguiente Protocolo.
Artículo I
Los Gobiernos del Perú y del Ecuador,
afirman solemnemente su decidido propósito de mantener entre los dos pueblos
relaciones de paz y amistad, de comprensión y de buena voluntad, y de
abstenerse el uno respecto del otro de
cualquier acto capaz de perturbar esas relaciones.
Artículo II
El Gobierno del Perú, retirará dentro
del plazo de quince días a contar de esta fecha, sus fuerzas militares a la
línea que se halla descrita en el Artículo VIII de este Protocolo.
Artículo III
Estados Unidos de América, Argentina,
Brasil y Chile, cooperarán por medio de observadores militares, a fin de
ajustar a las circunstancias la desocupación y el retiro de tropas en los
términos del artículo anterior.
Artículo IV
Las fuerzas militares de los dos
países, quedarán en sus nuevas posiciones, hasta la demarcación definitiva de
la línea fronteriza. Hasta entonces, el
Ecuador tendrá solamente jurisdicción civil en las zonas que desocupará el
Perú, que quedan en las mismas condiciones en que ha estado la zona
desmilitarizada del Acta de Talara.
Artículo V
La gestión de los Estados Unidos,
Argentina, Brasil y Chile, continuarán hasta la demarcación definitiva de las
fronteras entre el Perú y Ecuador, quedando este Protocolo y su ejecución bajo
la garantía de los cuatro países mencionados al comenzar este artículo.
Artículo VI
El Ecuador gozará para la navegación
en el Amazonas y sus afluentes septentrionales, de las mismas concesiones que
gozan el Brasil y Colombia, más aquellas que fueren convenidas en un Tratado de
Comercio y Navegación destinado a facilitar la navegación libre y gratuita en
los referidos ríos.
Artículo VII
Cualquier duda o desacuerdo que
surgiere sobre la ejecución de este Protocolo, será resuelto por las partes,
con el concurso de los Representantes de Estados Unidos, Argentina, Brasil y Chile
dentro del plazo más breve que sea posible.
Artículo VIII
La línea de frontera será referida a
los siguientes puntos:
A).-En el Occidente:
1º.
Boca de Capones en el Océano.
2º
Río Zarumilla y Quebrada Balsamal o Lojas,
3º
Río Puyango o Tumbes, hasta la Quebrada Cazaderos,
4º
Cazaderos,
5º
Quebrada de Pilares y del Alamor hasta el río Chira,
6º
Río Chira aguas arriba,
7º
Ríos Macará, Calvas y Espíndola, aguas arriba, hasta los orígenes de
este último en el
Nudo de Sabanillas,
8º
Nudo de Sabanillas hasta el río Canchis,
9º
Río Canchis en todo su curso, aguas abajo,
10º Río Chinchipe, aguas abajo hasta
el punto en que recibe el río San Francisco.
B).-En el Oriente:
1º
De la Quebrada de San Francisco, el “divortium aquarum” entre el río Zamora y el río Santiago hasta la confluencia del río
Santiago en Yaupi,
2º Una línea hasta la bocatoma del
Bombonaza en el Pastaza. Confluencia del
río Cunambo con el Pintoyacu en el río Tigre.
3º
Boca del Cononaco en el Curaray, aguas abajo hasta Bellavista,
4º
Una línea hasta la boca del Yasun en el río Napo. Por el Napo aguas abajo, hasta la Boca del
Aguarico,
5º
Por éste, aguas arriba, hasta la confluencia del río Lagartococha o
Zancudo con el Aguarico,
6º
El río Lagartococha o Zancudo, aguas arriba hasta sus orígenes y de allí
una recta que vaya a encontrar el río Gueppi y por éste hasta su desembocadura
en el Putumayo arriba, hasta los límites de Ecuador y Colombia.
Artículo IX
Queda entendido que la línea
anteriormente descrita será aceptada por el Perú y de Ecuador para la fijación,
por los técnicos, en el terreno de la frontera
entre los dos países. Las Partes
podrán sin embargo, al procederse a su
trazado sobre el terreno, otorgarse las concesiones recíprocas que consideren
convenientes a fin de ajustar la
referida línea a la realidad geográfica.
Dichas rectificaciones se efectuarán con la colaboración de los
representantes de los Estados Unidos de América, República Argentina, Brasil y
Chile.
Los Gobiernos del Perú y Ecuador
someterán el presente Protocolo a sus respectivos Congresos, debiendo obtenerse
la aprobación correspondiente en un plazo no mayor de treinta días.
En fe de lo cual, los
Plenipotenciarios arriba mencionados, firman y sellan en dos ejemplares en
castellano, en la ciudad de Río de Janeiro, a la 1 hora del día 29 de enero de
1942, el presente Protocolo, bajo los auspicios de Su Excelencia el Señor
Presidente del Brasil y en presencia de
los Señores Ministros de Relaciones Exteriores de la República de Argentina,
Brasil, Chile y del Sub-Secretario de Estado de los Estados Unidos de América.
Firmado: Alfredo Solf y Muro.- J. Tovar
Donoso.- E. Ruiz Guiñazú.- Summer
Wells.- Oswaldo Aranha.-
Juan B. Rossetti.
El
ejército peruano evacuó el territorio ocupado entre el 6 y 10 de febrero.
El
Congreso declaró que Prado era merecedor del bien de la Patria y le otorgó la
condecoración única “De la Gratitud Nacional”.
Prado,
vistiendo siempre el uniforme de Teniente de Reserva, había visitado el frente
con su hija Rosa. En Piura estuvo varias
veces. Se produjeron manifestaciones de
entusiasmo en casi todos los pueblos del Perú, siempre con el lema que había
prevalecido durante la campaña militar: “Tumbes, Jaén y Mainas, ni de vainas”.
En
el cementerio San José de Sullana, se encuentran los restos de los siguientes
soldados que murieron en el conflicto de 1941 de acuerdo a las lápidas, los que
actuaron en el frente de Pampa Larga y La Tina.
A)
En el cuartel San Mateo: 1) José Víctor Benites del B.I. 20, murió el 11 de
agosto de 1941 2) Julio Lozano Vásquez,
murió el 20 de julio de 1941 3) Pedro
Navarro M. del R.C. 7, murió el 28 de julio de
1941 4) Germán Tello del B.I.19, murió
el 1º de julio de 1941 5) José Príncipe
De la Cruz, el 27 de julio de 1941.
B)
En el cuartel San Eugenio:
1) Soldado Eugenio Silva, de la Comisión de Límites el 10 de
octubre de 1943 2) Cabo Francisco Coba,
el 22 de octubre (no se indica año).
C)
En el Cuartel San Lucas: 1) Cabo del G.A 8, Juvenal
Valenzuela, murió el 12 de junio de 1941.
José
Víctor Benites Nauca, según la partida de defunción de Registros Civiles de la
Municipalidad de Sullana, murió el 12 de agosto en el frente de Pampa Larga,
era cajamarquino y tenía 25 años.
Después del 31 de julio de 1941, se pactó una tregua entre los dos
países contendores, la misma que fue rota por los ecuatorianos el día 10 de
agosto fecha de su aniversario, en varios frentes. Desde Zapotillo, los ecuatorianos atacaron a
la guarnición de Pampa Larga. Se luchó
los días 10, 11 y 12, y los peruanos tomaron Zapotillo.
Julio
Lozano Vásquez, no murió el 20 de julio como señala la lápida, sino el 25 de
julio. Era trujillano y luchó en el
frente de Pampa Larga.
Pedro
Alcántara Navarro More, había nacido en Sechura, pero vivió en Sullana desde
muy niño, con su padre adoptivo Augusto Rojas, el que se dedicaba al canto y a
la guitarra en las picanterías de Sullana.
El niño Pedro, era un morenito vivaz que vivió dentro de la mayor
pobreza, estudió la Primaria en el Centro Escolar 1031 y ayudaba a la casa
vendiendo loterías. Al estallar el
conflicto con Ecuador, se enroló en el R.C. 7, murió
el 28 de julio en Vado Limón (Ayabaca).
Una bonita plaza en Sullana lleva
su nombre. También en Sechura y en Suyo,
sendas calles. En Sechura se le ha levantado un busto y en
el Cuartel de Sullana hay una placa en su honor.
Germán
Tello Vílchez, en su lápida dice que perteneció al Batallón de Infantería Nº 19
y que murió el 1º de julio de 1941. La
partida de defunción del Municipio de Sullana, dice que murió el 27 de julio a
las 4 p.m. herido de bala por ráfaga en el combate La Tina-Macará. Era natural de Cutervo (Cajamarca) y su padre
fue Norberto Tello y su madre Asunción Vílchez.
El Batallón de Infantería Nº 19 luchaba en el frente de Zarumilla, pero
una compañía se encontraba en el frente de La Tina-Macará.
En
la lápida de José Príncipe de la Cruz, no indica la unidad a la que perteneció
ni el año de su muerte, pero según la partida de defunción, murió el 27 de
julio de 1941 en el frente de La Tina (Ayabaca). Tenía 25 años y era natural de Santiago de
Chuco (La Libertad) habiendo sido sus padres
Jacinto Príncipe y Natividad De la Cruz.
El
cabo Francisco de la Coba, según su lápida
murió el 22 de octubre sin indicar el año del deceso. En esa fecha ya no había acciones de guerra,
por lo cual se supone que el deceso fue en 1943, fecha en que funcionaba en la
calle Lambayeque de Bellavista la Comisión de Límites. Sería el mismo caso del soldado Eugenio Silva
en cuya lápida si aparece como perteneciente a la Comisión de Límites.
Juvenal
Valenzuela, en su lápida donada por la 1ra. División de Caballería, dice que
perteneció al grupo de artillería Nº 8.
Según su partida de defunción era limeño, de 25 años, soltero, se
ignoraba su apellido materno y murió por asfixia en el río Chira el 14 de
junio. Es posible que se haya ahogado en
un choque de patrullas durante una acción exploratoria en el frente de Pampa
Larga.
El
periodista Mario Miglio escribía el 23 de febrero de
1995 en “Expreso”, que el Perú tenía en la actualidad la mitad de los
territorios que tenía cuando surgió a la vida independiente, pues había perdido
territorios con todos sus países limítrofes.
Hacía
recordar que antes de 1941, todos los mapas oficiales del Perú, elaborados por
el Instituto Geográfico del Perú y por el propio Ejército; que se usaban para
educación en los cuarteles y locales públicos eran muy diferentes a los que
empezaron a circular después de la firma del Protocolo de Río de Janeiro. Recuerda el periodista, que en esa época era
estudiante secundario y se les había mostrado otra realidad de la frontera con
Ecuador. La línea fronteriza desde los límites con
Colombia, caía casi en forma vertical y dejaba dentro del Perú, las nacientes
de todos los ríos tributarios del Marañón.
Es decir que se nos había mantenido en el engaño, y no supimos que el
Protocolo de Río, se concretó a formalizar el statu quo que regía desde
1936 -en época de Benavides- y que el
gobierno nunca hizo de dominio público.
Entre los mapas peruanos anteriores a 1941 y los del Protocolo hay una diferencia de
El
12 de marzo de 1995, el periodista limeño Víctor Errea
S., escribía en “Correo” de Lima, que Ecuador había perdido la guerra y que
había ganado 70 000 km2 de
territorio, más del que venía ocupando, lo que incluía también el llamado
triángulo de Sucumbios que el Perú había recibido como ridícula compensación de
Colombia por el extenso trapecio de Leticia que Leguía regaló a Colombia. El Perú siempre había exigido que se
respetara la Real Cédula de 1802 de acuerdo a la cual el territorio de Ecuador
estaba ubicado entre el mar y la cordillera occidental de los Andes, teniendo
como línea limítrofe una recta perpendicular que nacía en Sucumbios y terminaba
en el río Chinchipe dejando para el Perú, los territorios donde nacían todos
los afluentes del Marañón. Durante el
siglo XIX el Perú había estado en posesión de todos esos territorios
selváticos, hasta que en 1882 en que Ecuador aprovechando que estábamos en
guerra con Chile, envió tropas al Alto Napo y fundó una guarnición, iniciando
así un lento proceso de infiltración. En
el territorio ganado por Ecuador en 1942 se encuentran los ricos yacimientos
petrolíferos de Lago Agrio que después rebautizaron los ecuatorianos como Nuevo
Loja de donde han estado extrayendo cuatrocientos mil barriles diarios de
petróleo. En los territorios ganados por
Ecuador en el Protocolo de Río de Janeiro han creado las nuevas provincias de
Napo, Pastaza Morona-Santiago y Zamora-Chinchipe.
Como
hemos dicho antes, el Perú permitió que Ecuador siguiera infiltrándose en las
nacientes de los ríos amazónicos, con la pasividad peruana y para colmo el 16
de julio de 1936 se suscribe el Acta de Lima que firmaron de parte del Perú el
Canciller Alberto Ulloa y por Ecuador el Ministro Plenipotenciario de Ecuador
en Lima, Homero Viteri Lafonte y se estableció un
statu quo, de acuerdo al cual Ecuador seguiría ocupando las nacientes de los
ríos donde ya se había infiltrado, aún cuando las pretensiones de Ecuador eran
mucho mayores y deseaba llegar hasta el Marañón. El statu quo de 1936 sirvió de base para la
elaboración del Protocolo de Río de Janeiro, pero a los peruanos se ocultó
desde 1936 dicho statu quo, y se nos hizo creer que detentábamos los
territorios a que hacía referencia la Cédula Real de 1802.
De
acuerdo con el statu quo de 1936, los límites con el Ecuador en el sector de Piura-Tumbes, eran: Boca de Capones en
el Pacífico; tierra adentro por el Zarumilla, Alamor y Macará.
El
historiador ecuatoriano Oscar Efrén Reyes, en “Breve Historia del Ecuador” al
informar sobre el Protocolo de Río de Janeiro del 29 de enero de 1942, expresa
que la línea fronteriza en el Occidente era:
1º
Boca de Capones en el Océano,
2º
Río Zarumilla y Quebrada Balsamal o Lajas,
3º
Río Puyango o Tumbes, hasta la Quebrada de Cazaderos
4º
Cazaderos
5º
Quebrada del Alamor hasta el río Chira.
No
se sabe como, ni cuando el punto 5º, queda modificado del siguiente modo: 5º Quebrada de
Pilares y del Alamor hasta el río Chira.
Con
eso, el departamento de Piura, y concretamente la provincia de Sullana, pierden
el territorio situado entre las quebradas de Pilares y el Alamor, pues antes la
quebrada de Pilares no constituía límite, sino la quebrada o río Alamor..
Hay que hacer notar, que en todo
mitin que realizaba en el Perú, o faltaban los carteles que decían: TUMBES,
JAEN Y MAINAS, NI DE VAINAS- Esa
expresión habia nacido la ciudad de
Moyobamba, cuando era capital del territorio de Maynas.
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